domingo, 6 de octubre de 2013

# Las cosas que pienso cuando miro una foto tuya.

Estás más guapa sin maquillaje y con tu flequillo, con tus pantalones largos y siendo tú.
No te queda mal, pero el rosa no es tu color... (Sé que te gusta el morado, como a mi, y el azul, como el cielo de tus ojos)
Ya sé que tus ojos no son azules, pero sí que eran mi cielo.
Ya sabes, "azulado el mar, a su lado el cielo".
Siempre se me escapa una risilla que no suena al ver la cara de artista que pones en las fotos, como si al natural ya no lo fueras.
Es curioso que otras manos te hagan fotos donde antes yo te comía con los ojos y te miraba con los labios, y bueno, qué sé yo, a veces me pregunto por qué tú y no otra persona cualquiera, pero es que creo que desde el día que te dí dos besos y fuimos a dar un paseo, ya empecé a echarte de menos.

La sombra de tu nariz en tu moflete izquierdo me recuerda al pico de un pájaro, y claro, me acuerdo de cuando me decías que tenía boca de pato, o cuando lo más divertido del mundo era darnos besos de periquito. No sé si te acordarás. No creo que lo hagas.
Cruzas las piernas como si porque lo hicieras no se pudiera llegar a tu cadera, ya sé que te encanta que te toquen la cadera. O al menos antes. Como si porque cruzaras las piernas todo fuera a ir mejor, como sueles hacer con el corazón, o solías, ya no sé.

Es curioso como después de tanto tiempo, yo no sea capaz de entender que aunque siempre quise, nunca escribiste, ni escribes, ni escribirás por mi, pero aquí me tienes, escribiéndote y esta vez, como tantas otras, sin ser feliz.
No sé si quiero que vuelvas, porque por mucho que siempre diga que no, contigo siempre se me ablanda el corazón.

Porque te quiero como todo el mundo, pero yo siempre un poquito más, recuérdalo.