miércoles, 11 de febrero de 2015

# En otro intento.

Soy la puta y la cama.
La vela que quema y la noche triste.
Soy el barco y la tormenta
y todas las sirenas hijas de puta
que solo quieren hundirme.

Soy el lobo y soy la presa.
Soy mi último poema.

Tú eres la enfermedad de la que estoy enamorada,
la eterna recaída, soy la desesperada que te ha buscado
cientos de veces en la misma vida
desde mil trescientas perspectivas...

Me arrepiento tanto de
este choque de latidos,
de este amor descafeinado
aderezado con las prisas de los trenes
y los barcos...
Porque si hubiera sido distinto
no pensaría tanto en la vida que voy a perderme.
No serías un constante volver.
Y porque de todos los golpes,
tu abrazo me forjó
y ya no pude dejar de desearte.

A lo mejor en otra vida
o quizás en otro universo
te vea más los dientes,
tal vez pasearemos por una calle
que no será ni la mitad de grande que tu pecho...
Viviremos en una constante mirada
que no podrá eclipsar
ni el mismísimo pecado universal
de tu boca en mi boca...

A lo mejor en otra vida...
O quizás en otro universo.
Tal vez en otro intento,
al fin y al cabo,
no nos podemos romper más...

-Eres como fuegos artificiales al amanecer,
la primera luna llena del verano.-

domingo, 8 de febrero de 2015

# Qué nombre más bonito tienes.

Hay principios que no necesitan una fecha y finales que nunca caducan,
están las cervezas y el sexo y los abrazos al dormir, los besos y el amor,
y un "que te jodan" con la sonrisa tonta de quien quiere una mirada perpetua.

Existe el arrepentimiento por lo que no nos atrevemos a hacer nunca
y os juro que ese es mucho peor que el de lanzarse al vacío y romperse los huesos.
Estás tú y estoy yo, y está Madrid.

Y entre todas esas cosas,
entre la música y la risa,
las miradas y los besos que no nos damos todavía,
entre Madrid y sus calles y la universidad y las fiestas que no nos gustan,
entre los viejos amigos y los nuevos conocidos,
entre las ganas y el miedo,
entre todo eso...

Nosotros nos pasamos la vida intentando que el corazón pierda la memoria,
porque nos pasamos las veinticinco horas del día pensando,
"te besaría tantas veces como veces he respirado en mi vida",
una y otra vez, una y otra vez,
diciéndonos callados, "quédate a dormir".

Y lo bonito del amor es que a veces nos vuelve locos,
locos de remate,
nos obsesionan sus dos ojos y única boca y su única voz,
y pasa que a veces ya no volvemos a enamorarnos,
pasa que a veces sólo le cambiamos el nombre a nuestra obsesión.

Pero qué nombre más bonito tienes...