viernes, 25 de octubre de 2013

# Hazme la guerra.

Ponte ciego, que quiero ser tu perra. Se ha hecho de noche sin que nos demos cuenta, y dime, ¿qué hace la cama fría y la puerta abierta?
Ven, o llévame contigo.
¿Qué más da si el vecino se queja o si no dormimos?
No me hagas el amor que eso ya está muy visto, ven, y declárame la guerra.
Que cuanto más te quejas más me tientas, y con la luz apagada me gusta explorarte y soltar las riendas.
Que no te enturbien las ganas mis quejidos, que cuanto más me niego, más lo pido.
No me gusta tu ropa, déjala en el suelo, te prohibo la entrada si no estás dispuesto a agarrarme del pelo, y... No lo niegues, ya sabes que la noche está sentenciada.
Ven, que te quiero más cerca, dos centímetros son más de la cuenta.
Rompe la cama y dame besos, o rómpeme a besos y damelo todo en la cama.
O en el suelo.
La pared nos está llamando, pero ya sabes que yo nunca acepto a la primera;, déjame bucear en tu cuerpo, y que me saques a flote cuando no nos quede aire.
Déjame que me cuele dentro y enséñame el deseo que sutilmente van dejando tus dedos por mi cuerpo.
Respira y deja que tu frente y mi ombligo se hagan buenos amigos, mis manos y tu pelo tendrán que conocerse algún día, y mira, mis labios te deben un paseo por tu cuerpo, y cualquier día, si me dejas, te lo explico.

Pero mírame, que si no quieres yo no te muerdo, mírame a los ojos y vislumbra lo que quiero.
Tu mano ahí y tu boca allá...
Mis labios y mis piernas, bueno... Eso ya lo sabrás.