martes, 15 de abril de 2014

# Para ti, Amada.

Te fuiste por la puerta grande, pensando que no necesitabas ninguna despedida, pero era todo fachada, como tú entera, vaya, y qué triste que te jactes de haberte ido, estúpida, cuando todo el que prueba sus ojos se queda imantado, pero bueno, ahí dejas claro qué clase de amor sabes dar y sentir, ¿no?
Te fuiste por la puerta grande sin necesitar una despedida, pero ahora le escribes miles de ellas sólo para creerte una más de tus tantas mentiras, como que eres mejor que ella, como que no te importa que te ignore, como queriendo creer que no volverías a su vida y todo lo que conlleva con que tan solo te dijera ven, ¿pero sabes qué? Que tú no, pero yo sí soy lo que tú no fuiste, Amada.

Con "a" mayúscula, porque no soy mejor que nadie, pero sé que mi amor vale mucho más que esas miserias de tu triste ego que le dabas, creyéndote así la protectora y salvadora de un galeón que tú misma estabas hundiendo para sacarte a flote. Perra.
No te ofendas por llamarte así, perra, que tú misma te lo denominas muchas veces, sobretodo hablando de sexo.
Sexo... Qué bonita me parece esa palabra salida de ti, porque es lo único que sabes hacer, del amor... Del amor no sabes nada, porque tú le dedicabas mil poemas, pero no, cariño, no la hacías sentirse, amada, y yo, bueno... Yo sí soy lo que tú no fuiste, Amada.

Bajarte las bragas para subirte el ego no va a desmerecer todo lo que ya no va a sentir por ti, sólo tu cajón de la lencería, sólo va a dejar a la vista tus claros vacíos, tu perpetua mentira de no importarte su nombre, cuando en realidad te corres pensando en ella, y lo sé, y lo sabe, y lo sabemos, y lo sabes, amada, amada que fuiste, y amada que no hiciste sentir, cobarde.
Puedes llamar putas a todas las anteriores y todas las siguientes, pero, cariño, cómo te gustaría ser a ti esa puta a la que quiera, y no lo vas a ser, y eso es lo que te jode, que no la quisiste de verdad, y ya no puedes mentirle, como le mientes al resto y como le mentías antaño.
Prohibido robarle la luz a la estrella más bonita que has podido tener en tu cielo,
prohibido pisarle las flores a la primavera más preciosa que has podido respirar,
prohibido llorar lágrimas de cocodrilo para imitar el mar más bonito que has podido probar entre sus pieras,
y que no merecías ni por asomo, ni por suerte, ni por desgracia, ni por nada del mundo,
y por su puesto,
prohibido hablar de ella como si la hubieras querido, porque es mentira.

Cualquier cielo con ella, y cualquier infierno con ella, son mejores que cualquier existencia a tu lado, gilipollas.
Tú sabías cortarle las alas, y encerrarla entre tus piernas como si así te fuera a querer más, y qué pena,
porque eso no amar, eso es poseer, y la clave no está en hacerla tuya, si no en hacer que quiera ser tuya, y tú, estúpida, no sabes hacer nada a derechas, sólo a tu manera, y qué puta mierda de maneras tuviste de tratar su corazón, su cremallera, su casa, su tristeza, a toda ella.

Ahora sí, espero que te quede claro, fuera, "amada".