lunes, 10 de febrero de 2014

# Born to die.

La belleza está en la brutalidad de las cosas, en su capacidad para terminarse, explotar, y morirse. Todo lo bonito acaba, como el olor del jazmín, como el verano y sus helados, como el agua caliente y esa película.
Puedes volver a plantar más jazmines, vendrá otro verano y venderán otros helados, el agua volerá a calentarse, y la película la puedes volver a ver... 
Pero ese jazmín ya no será igual de blanco, ni ese verano olerá igual, ni los helados estarán tan buenos. El agua volverá a calentarse, pero ya te habrá caído el chorro de agua fría por la espalda y el agua templada que ahora se precipita sobre tu columna crea una diferencia térmica que hasta duele.
Ya no sentirás lo mismo al ver la película, porque ya sabes cómo acaba, y en qué segundo le disparan al chico de la tienda de discos viejos.

Y un poquito así pasa con todas las cosas, que son bellas porque sabes que algún terminarán pero en ese exacto momento en el que las vives existen y son, y están para ti, pero, al fin y al cabo... Todo se muere, las oscuras golondrinas, los campos en flor... La calandria dejará de responderle al ruiseñor, el ballestero ya no matará más avecillas porque él mismo se murió, el olor de tu casa cuando te vayas a la universidad, el sonido del despertador de tu vecino que se oye hasta en tu cuarto, el recuerdo, el miedo... 


El jazmín,
el verano y sus helados,
el agua caliente,
la película,
y el amor...