jueves, 22 de octubre de 2015

# Los mismos ojos, la misma luz.

Girar a tu al rededor es recorrer el mundo,
y desde que te has ido no he vuelto a encender la luz.

Siento que mi vida es una red de mentiras
un escaparate de cuerpos donde aparecen todos menos yo,
una hoguera llena de rabia,
una necesidad de aceptación
que empieza desde dentro.

Estoy tan vacía como los ojos de cristal,
como una botella debajo de un puente,
soy la vertiente mala de todas las cosas.
Lo que nadie quiere.

Y luego llegas tú,
con tu sólida mirada de estatua,
de persona fuerte,
tu canción en las manos
tocada por tus dedos de lira,
los susurros entonados por la guitarra
de tus cuerdas vocales...
Eres un mensaje encriptado,
escrito en braile,
código morse.

Mi pentagrama,
y yo llena de silencios.

Te echo de menos con la fuerza de quien
ya no echa de menos nada más.
Te quiero como se quieren las cosas que no deben acabar,
con alevosía y nocturnidad
y llena de intentos fallidos destinados a morir...

Tengo una vida preciosa por destrozarme,
y partiré la tierra en dos con tal de verte reír.

Desde que te has ido no he vuelto a encender la luz.