martes, 12 de marzo de 2013

# Confesionario de dudas.

Después de tanto tiempo, me gustaría poder decir que ya no me autocastigo, pero sin embargo lo hago: Con fotos, con utopías, con silencios y con pensamientos, sobretodo con estos últimos.
Jamás entenderé por qué el ser humano se empeña tanto en querer y echar de menos el pasado y todo lo que este conlleva.
¿Por qué?, ¿nadie se para a pensar que si es pasado, es por algún secreto plan o mapa del destino?
No obstante, tengo que decir que en los días de lluvia, sigo mirando por la ventana ver las tardes pasar.

Me gustaría poder decir, que estoy orgullosa de todo lo que he hecho o dicho a lo largo de... ¿Cuánto?, ¿casi 18 años? Sería una estupidez tan sólo el atrevimiento de querer juzgar mi vida, tan corta como es aún.
Pero, quizá haciéndolo, cometiendo dicho atrevimiento, muchas personas, se conviertan en mejores personas, ¿no?
Al fin y al cabo, volviendo al tema de siempre, qué tontos somos los humanos, ¿no?
Que aun teniendo la libertad y el poder de vivir una vida plena, intensa y llena de pequeños milagros, somos tan ciegos como para sólo querer ver el pasado.
¿Será ceguera, o miedo?

Me gustaría poder decir después de tanto, que yo nunca he estado ciega, pero sería mentir. Y también sería mentir decir que no quise estarlo, y que no me empeñé en estarlo, sería mentir el decir que yo misma no recogía con las manos de la esperanza la venda para taparme los ojos.
Además de que sería mentir, también, decir que nunca he tenido miedo al futuro.
Sería una ilógica, estúpida, y burda mentira.

Pero... Qué atrevimiento hablar y juzgar lo que hice con tan solo casi dieciocho años, como si mi vida fuera ya adulta, mis experiencias infinitas montañas, y lo vivido totalmente determinante, ¿no?