Ven, vuelve, baja, sube, mátame ya.
Estoy huyendo de la rotonda infinita de tu nombre, de la ciudad fantasma que promete entre árboles de cemento.
Yo fui a donde nadie llega y cuando llegué tú me viste suplicar, ''mátame, mátame ya''.
Párteme los huesos, atraviesa mis nervios, se el agujero negro que no me deje respirar.
Pero ven, vete, vuelve,
llega hasta mi,
bienvenido a ninguna parte.
llega hasta mi,
bienvenido a ninguna parte.