domingo, 19 de mayo de 2013

# Inside

Te levantas un día y te miras al espejo, y sabes que ya no hay marcha atrás.
La voz de tu cabeza te habla con desprecio y te recuerda que no eres suficientemente buena en nada, que tu cuerpo da asco.
Tu pelo no es largo, ni liso, tus ojos oscuros, tus manos feas, y tu cuerpo... Una vergüenza.
No decides entrar, simplemente sucede; te recorre el deseo de quedarte en los huesos, porque así te querrán más, así todos te envidiarán y querrán ser tus amigos.

La voz de tu cabeza te odia, y te engaña para que te peses cada día, para que sientas repugnancia por la comida que antes adorabas, no te deja vivir, ni de noche, ni de día.
Te convence para que sudes, hagas deporte, vomites, y te rajes la piel con cuchillas que chillan de dolor.

Pero está todo bien, el dolor y el hambre son justificados: Así nadie volverá a reírse de ti... Nadie volverá a mirarte con asco por los pasillos del instituto, ni volverán a murmurar a tu paso por la calle.

-"Gorda", "puta gorda", "das asco, lo sabes, ¿no?"- Una y otra vez, repetido por la voz de tu cabeza. Y te duele, y lloras, y vomitas, y te cortas, y sales a la calle y sonríes y eres aparentemente feliz, porque todo esto debe ser un secreto...

-"No se lo digas a nadie, o te tomarán por una loca", "guarda el secreto, y sigue bajando de peso", "serás una cobarde si renuncias a mi"- La voz nunca se calla.

Nadie lo nota, y en el fondo eso duele incluso más, porque... -"Nadie te quiere"- dice la voz, y empiezas a creértelo, -"no vales para nada"- y te muerdes el labio, -"¿no te da asco estar comiendo? Tócate la grasa del estómago y sufre, así nunca vas a adelgazar, ¡ASÍ NUNCA TE VAN A QUERER!-  Y terminas de comer y te vas corriendo al baño, y vomitas, vomitas, ¡vomitas!, ¡VOMITAS HASTA QUE NO PUEDES MÁS!

Porque es lo que debes hacer, la voz te lo manda, es el único camino, y cada día te ves más delgada... 
Adoras el sonido de tus tripas vacías quejándose, y cada día quieres más.

Quieres poder tocar tus huesos, y sentir que todo te queda bien, que la gente te acepta, y que eres libre, pero en el fondo sabes que estás atada a la voz de tu cabeza, que estás muriéndote, que lo que realmente quieres es salir de esta espiral, pero ya no puedes...

La voz eres tú misma.

-"No sirves para nada, gorda asquerosa"- Oyó la chica, pero en la habitación no había nadie más...